30/7/09

sexo Anal

La sorpresa... Roxana

Tengo 22 años y el pelo de color negro, casi siempre lo llevo suelto y ondulado, mas o menos un palmo por encima del culo. Mido 1.62 cm y peso 52-53 kg, no me considero ni delgada ni gordita, uso una talla 38 de pantalón y yo me gusto, y creo que eso es lo que importa. No me quejo de pecho, tengo una talla 95 copa c de suje y me he hecho un pequeño tatoo de un escorpión en mi nalga derecha.

Hoy me has llamado por teléfono al trabajo y me has dicho que me esperabas esta noche en tu casa, que tenias una sorpresa para mi, que me pusiera aquella falda negra cortita y la blusa que tanto te gusta, y que llevara el tanga morado que me regalaste y el sujetador a juego, aquel que tan bien me queda, y que me pusiera unos zapatitos altos, te gusta como me resalta el culo con ellos.

Me has dicho que me esperabas en tu casa y ahora que estoy llamando a la puerta me doy cuenta que me tienes completamente dominada, aquello que me ordenes lo vas a conseguir.

Ni siquiera me has dado un beso cuando me has abierto y ya te has puesto tras de mi, y tus manos se deslizan por mi blusa, acariciando mis caderas y apretando mis pechos, mientras lames mi cuello y me das pequeños mordisquitos.

Comienzas a desabrochar mi blusa y dejas mis hombros al aire.
Llevas de nuevo tus manos a mis caderas y me giras.

Tus manos se apoyan en mi espalda y van deslizándose lentamente hasta apoyarse en mi culo.

Besas mis hombros y los muerdes suavemente y me susurras al oído: "Vas a pasarlo muy bien".

Sueltas mi falda y la dejas caer, tus manos aprietan mi culito de nuevo.

Te inclinas sobre mis pechos para besarlos mientras tus manos acarician mis nalgas, separándolas y juntándolas.
Subes por mi cuello lamiéndolo hasta coger mi orejita entre tus labios, la mordisqueas y la chupas, introduciendo tu lengua en su interior, sabes que eso me vuelve loca, y más aún cuando me muerdes el lóbulo.

Pasas tus dedos por mis labios, recorriéndolos, abriéndolos, y metes el pulgar dentro de mi boca.
Lo retiras para besarme, tu lengua se introduce dentro de mi lamiendo la mía, jugando con ella, venciéndola.
Me giras de nuevo y te pones a mi espalda. Desabrochas mi sujetador y lo retiras despacio, mientras besas mi espalda, entreteniéndote en mi nuca, lamiéndola y mordisqueándola.

Tus manos cogen mis pechos, los acarician y aprietan, te pegas a mi, tu polla dura se clava a través del pantalón en mi culito.
Tus dedos cogen mis pezones y los comienzan a apretar suavemente, pellizcándoles de vez en cuando, mientras sigues mordiéndome el lóbulo.
Tus manos se deslizan por mi vientre hacia abajo, acariciándome el borde de mi coñito.
Te arrodillas y comienzas a bajar mi tanga, deleitándote viendo como sale de entre mis nalgas.
Mientras continuas deslizándome el tanga hasta los pies empiezas a lamer el interior de mis muslos.

"Mmm, me encanta tu olor" me dices, y eso hace que me ponga más cachonda aún.

Ya solo tengo las medias puestas. Se que te excita verme solo con ellas así que no me sorprendo cuando te levantas y te pones frente a mi.

Me miras a los ojos, creo que se lo que deseas y empiezo a arrodillarme mirando tu pantalón, notando como tu entrepierna crece por momentos.
Tus manos acarician mi cabello y me separan de ti.

"No", me dices. "Esta vez quiero dedicarme solo a ti"

Estoy excitadísima y llena de morbo mientras veo como palpita tu polla en tus pantalones, pero me coges de los brazos y me levantas.
Pones tu dedo índice en mis labios, "No hables" me susurras.

Me aprietas contra ti, me abrazas, acaricias mi cuerpo de nuevo, mi espalda, mis caderas, mi culo, mientras tu lengua se vuelve a introducir en mi boca, queriendo llegar dentro, muy dentro.

Me coges en brazos y me llevas por la casa hasta tu cama; solo con verla y recordar el otro día empiezo a mojarme.

www.prepagosindependientes.com

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

Relato Gay

Soy hijo único

Soy hijo único, mi padre siempre fue un hombre muy trabajador, alto, espalda ancha, pecho amplio y velludo.

Nunca tuvimos una relación fluida, fue un padre severo y mas que confianza me inspiraba respeto e incluso a veces temor, sin embargo su figura, su seguridad, su cuerpo masculino, su olor a hombre, despertaban en mi sentimientos y fantasías sexuales que apartaba rápidamente con gran culpa.

Teníamos muy pocos momentos cercanos de padre e hijo, generalmente era cuando me pedía que lo ayudara con algún trabajo.

Recuerdo una vez, yo tendría 15 años, el en ese entonces tendría 35 ya que mis padres me tuvieron de jóvenes. Me pidió que lo ayudara con un trabajo de pintura, en el casco de una estancia, era un lugar totalmente apartado y solitario, solo estábamos nosotros dos. Fue un día de arduo trabajo, una vez que estuvieron preparadas y lijadas las paredes el pintaba y yo limpiaba las manchas, le alcanzaba las cosas.

Ya atardecía estábamos los dos cansados, sudados pero se había generado un agradable ambiente de intimidad. En un momento mi padre tenia que pintar un lugar de difícil acceso, estaba subido a una pequeña escalera y yo debía sostenerle el recipiente de la pintura cada vez que el tenia que cargar el pincel, su entrepierna estaba justo a la altura de mi cara, el tenia puestos unos pantalones de gimnasia de esos de algodón y su bulto se marcaba claramente, estábamos trabajando en total silencio, cada vez que alzaba el recipiente con pintura me acercaba para que el pudiera cargar el pincel y acercaba mi cara todo lo posible, un par de veces pude rozarlo con mi mejilla. El ambiente era tenso, ninguno de los dos hablaba y creo que los dos sabíamos lo que pasaba, su bulto poco a poco crecía y el silencio absoluto hacia todo mas intenso, llego un punto que podía notar claramente su erección y la forma de su pene podía verse claramente bajo la tela del pantalón, la atmosfera estaba cargada de sexualidad pero todo quedo ahí, terminamos el trabajo, limpiamos y juntamos las herramientas, cargamos todo en la camioneta y volvimos a casa, pero yo se que es momento fue igualmente sexual para los dos.

En esa época mi madre sufría de constreñimiento y tenia problemas para ir al baño, el medico le receto un laxante y le indico enemas, esta situación hizo que mi padre se preocupara por ese tema y me pregunto si yo iba regularmente al baño, la pregunta me pareció extraña pero yo respondí que no tenia ningún problema.

Mi padre generalmente dormía la siesta por las tardes, y como mi madre trabajaba todo el día yo era el encargado de despertarlo, muchas veces dormía desnudo, nunca lo había podido ver a pesar de mis esfuerzos, pero solo se tapada con las sabanas y su desnudez se insinuaba bajo la tela.

Cuando iba a despertarlo me quedaba unos instantes observándolo, podía ver claramente la forma de su cuerpo, la forma de su pene bajo las sabanas e incluso a veces podía ver insinuada la forma de su glande, luego generalmente lo despertaba hablándole, nunca me animaba a tocarlo, sin embargo días mas tarde del episodio de la pintura, fui a despertarlo como siempre, observe su cuerpo desnudo bajo la sabana fina, se podía incluso adivinar su vello púbico bajo la leve tela que llegaba hasta su cintura. Me senté en el borde de la cama puse mi mano sobre su pecho, sentí su calor en mis manos, su vello entre mis dedos y lo desperté suavemente moviendo mi mano sobre su pecho, abrió los ojos y me miro, hubo unos instantes de tensión y de silencio hasta que el lo rompió y me pregunto ¿Cómo estás hijo?, yo respondí nerviosamente con un bien, lo sabia desnudo bajo las sabanas y eso hacia que mi corazón latiera rápidamente, tenia la esperanza de que esta vez se levantara estando yo en la habitación para así poder verlo completamente por primera vez. ¿Estas yendo bien al baño? me pregunto, y yo no se bien porque respondí tartamudeando que últimamente me estaba costando,

-si eso sigue así vamos a tener que hacerte enemas como a mamá, dijo él, yo moví la cabeza afirmativamente, nos quedamos unos instantes mirándonos, no podía evitar intentar mirar a su entrepierna constantemente y creo que el lo noto. No se si por la situación o porque recién se despertaba pero se hizo evidente una gran erección, se puso muy incomodo y me pidió que saliera de la habitación así se levantaba.

Después de ese día yo fantaseaba y me masturbaba permanentemente pensando en mi padre, su pecho amplio y peludo, sus piernas fuertes su espalda ancha, su cuerpo masculino no dejaba de pensar en él.

Pasaron dos días desde el episodio en la cama, habíamos terminado de almorzar, yo sabía que en cualquier momento se iría a su siesta cuando me pregunto:

- Hijo, sigues con el problema para ir al baño? respondí con un tímido "si"

- eso es peligroso, hay que asegurarse de ir diariamente porque puede traer problemas graves, ven vamos al baño.

Yo estaba muy nervioso, fuimos al baño, el saco una bombita de enemas y me la mostro:

- esto se llena con agua, cuando lo metemos en la cola se mete el agua dentro y así podes ir mejor al baño, bájate los pantalones.

Mi corazón latía tan rápido que parecía que iba a explotar, me baje lentamente los pantalones mientras lo miraba fijamente a la cara.

- No te asustes que no duele, no pasa nada, te va a hacer bien, es peligroso dejar pasar mas tiempo, sácate la remera también así estas mas cómodo.

Me termine de sacar el pantalón y me saque también la remera, quede totalmente desnudo frente a mi padre, me sentía vulnerable pero excitado, tenia miedo de tener una erección. Mi padre me tomo de la cintura, sentir sus grandes manos cálidas en mi cuerpo hizo que mi corazón latiera aun mas rápido, me giro suavemente y quedó a mis espaldas, entonces gentilmente apoyando su mano en mi espalda hizo que me agachara.

- trata de levantar bien el culito así se abre mejor.

Le hacia caso en todas sus indicaciones, entonces sentí sus manos separando mis nalgas, y unos instantes después su dedo acariciando el orificio de mi ano.

- vamos a tener que poner algo para que entre mas fácil y sin que te duela.

A continuación tomo una crema de mi madre y puso un poco en sus dedos, luego me volvió a abrir las nalgas y sentí el frio de la crema y luego el calor de su dedo acariciando en círculos la entrada de mi culo. Tomó la bomba de enemas y sentí como la comenzó a introducir muy lentamente, un pequeño gemido se escapo de mi padre y supe que lo estaba disfrutando, yo en ese momento no pude ya evitar tener una erección, mi padre comenzó a presionar y sentí el líquido entrando en mi cuerpo.

- listo, ahora esperas un poco y te sientas en el inodoro.

En ese al darme vuelta vio la erección que yo inútilmente intentaba tapar con mis manos con gran vergüenza.

- no te preocupes, es normal, los hombres nos excitamos cuando estimulan esa zona, hay algo que se llama próstata que hace que eso nos de placer.

Nos miramos a los ojos unos instantes y luego se fue, dejándome solo y cerro la puerta, yo me senté en el inodoro y vacié el liquido de mis intestinos, luego me masturbe salvajemente pensando en mi padre recordando cada detalle, cada sensación, me duche, me vestí y salí del baño.

Mi padre ya se estaba yendo, se despidió, salió, escuché la camioneta ponerse en marcha y alejarse, me quede solo, entré a la habitación de mi padre y me tiré en su cama, cuando lo hice pude sentir algo húmedo, al observar me di cuenta de que mi padre también se había masturbado antes de salir, en el cubrecamas había quedado parte de su semen, acerque mi nariz y pude sentir el intenso aroma, pase mi lengua con desesperación, y con la mancha de semen de mi padre pegada a mi nariz volví a masturbarme nuevamente.

Al día siguiente llegue a mi casa después del mediodía, mi padre ya había comido, me había dejado la comida y una nota para que lo despertara a las 15 hs.

Comí ansiosamente y espere la hora mirando tv, cuando llego la hora esperada me dirigí a la habitación, abrí la puerta y ahí estaba, esta vez totalmente destapado pero mi desilusión fue grande pues tenia puesto un slip, me senté a su lado, el estaba de costado, la habitación estaba en penumbras pero pude admirar los grandes brazos y sus anchas y velludas piernas, sentía su dulce olor a hombre, un ligero olor a pies que destilaba de sus peludas extremidades, estaba levemente transpirado, puse mi mano en su hombro y lo desperté suavemente, abrió los ojos.

- Hola hijo… (me sonrió) Como estas con el tema del baño? te hizo bien lo de ayer?

- Mas o menos, no pude hacer bien.

- Sabes lo que pasa, (dijo poniendo su mano en mi pierna) por lo que vi tienes el culito muy apretado, entonces cuesta que salga, hay que dilatarlo.

Yo solo lo miraba fijamente sin decir nada, entonces se incorporo, bajo de la cama y se paró a mi lado, pude ver su cuerpo magnifico muy de cerca, solo tapado su sexo por el slip.

- Déjame ver como está, sácate el pantalón.

Sabia que algo iba a pasar, me parecía estar soñando, sin bajarme de la cama me saque las zapatillas y luego me desnude completamente, estaba desnudo, sentado en la cama con mi padre parado a mi lado observándome con una mirada que nunca había visto en él. Me di vuelta, poniéndome en cuatro patas, cerré los ojos, y ofrecí mi culo a mi padre. El se acercó suavemente, sentí sus manos en mis nalgas separándolas y dejando expuesta la entrada.

- Es lo que yo digo, hay que dilatarlo para que no tengas problemas con eso.

Sentí luego como pasaba su dedo presionando levemente como para entrar, tomo una crema que estaba sobre la mesa de luz y la coloco en sus dedos, volví a sentir la presión y como poco a poco su dedo entraba.

- Duele? Estas bien?

- Me duele un poco, me raspa. (retiró su dedo)

- Es que con el trabajo tengo las manos ásperas.

Me di vuelta y quede frente a el, su erección era evidente, su verga estaba a punto de salirse por el costado del slip, no podía dejar de mirarla, el lo noto porque dirigió su mirada hacia su calzoncillo a punto de explotar. Era un ambiente de gran intimidad, estábamos muy cerca y yo percibía su olor y su excitación.

- Me esta molestando el calzoncillo, me lo voy a sacar.

Cuando dijo eso no podía creer que este pasando, era como si no fuera real, como si lo estuviera viendo desde afuera. Se saco el slip y quedo completamente desnudo, su erección frente a mis ojos, y en su rostro una cara que por momentos me asusto.

- Mis manos son muy ásperas, te pueden lastimar, me parece que lo mejor seria que te lo haga con esto (dijo mientras agarraba su pene con un leve movimiento masturba torio), pero con tono en la vos sumamente normal, como si hablara de cualquier otra cosa.

Yo solo asentí con la cabeza, el se acercó aun mas quedando su dura verga frente a mi cara.

- la saliva es mucho mejor que la crema, pone un poco de saliva en la punta.

Era la primera vez que tocaría el miembro de otro hombre y era el de mi padre!! El que tanto había soñado. Tímidamente acerque mi mano y la cerré alrededor de la verga de mi padre, pude sentir su calor y suavidad en mi mano, era realmente grande y pude escuchar que un suspiro y un suave gemido se escapo de la boca de mi padre, acerque mi boca a su glande, podía sentir el intenso aroma y para ese entonces yo ya estaba completamente excitado y duro.

Pase mi lengua por la punta de su glande y mire a mi padre a los ojos, pude ver el placer en su mirada.

- tienes que metértela en la boca así la mojaras bien.

La mire, estaba goteando jugos preseminales, pase mis labios por las pequeñas gotas y luego la lengua, pude sentir ese particular sabor, luego abrí todo lo que pude la boca y poco a poco fui introduciendo su pene, cerré mis labios a su alrededor y lentamente los retiré.

- Date vuelta, acuéstate boca abajo (dijo mi padre con un ligero tono autoritario)

Obedecí, luego sentí el colchón ceder bajo el peso de mi padre y sentí como se acercaba a mi, sentí sus piernas velludas rozar mis piernas, lentamente comenzó a bajar y yo sentí primero las vellos de su pecho y su calor en mi espalda, su respiración excitada en mi cuello y lentamente su vello púbico en la parte inferior de mi espalda, finalmente pude sentir se verga dura y húmeda apoyando y presionando entre mis nalgas.

Apoyó todo el peso de su cuerpo sobre mi, el calor de su cuerpo, su respiración tan cerca, su cuerpo fuerte me hizo sentir contenido. Luego acomodo su pene y poco a poco comencé a sentir la presión, su respiración se aceleraba y cada tanto un gemido.

Sentí como entro primero el glande, un intenso dolor hizo que contrajera todo mi cuerpo.

- tranquilo, vas a ver que si te aflojas bien no duele nada, dijo mi padre muy cerca de mi oído, con sus labios rozando mi cuello.

Me relaje todo lo que pude, sentí como poco a poco entraba su miembro y el dolor aumentaba pero podía controlarlo, continuó hasta que pude sentir que todo su peso estaba sobre mi, había entrado completamente, se quedo muy quieto, y yo sentía su miembro latir dentro de mi, el dolor fue cediendo y se convirtió en placer, un intenso placer, entonces comenzó a moverse, suaves movimientos de mete y saca, cada vez mas fuertes a acelerados.

De repente se salió, me dio vuelta, me miro a los ojos, levanto mis piernas, las apoyó en sus hombros, sin dejar de mirarme tomo su verga y lentamente fue penetrándome.

Podía ver su pecho sus brazos con los bíceps marcados, gotas de traspiración en su frente y su cara de placer, fue la visión de esos detalles lo que hizo que un intenso orgasmo llegara con la eyaculación mas abundante que tuve en mi vida, mi padre al ver como yo acababa se éxito aun mas, su cara estaba desencajada y sus movimientos eran rápidos, termino con un gran gemido y desplomo su cuerpo sobre el mío, unos instantes así en los que yo disfrutaba con gran placer el contacto de cada centímetro de su cuerpo, luego se separo de mi, se vistió apresuradamente sin mirarme nunca directamente y salió de la casa. Nunca se habló del tema y nunca volvió a repetirse.

Bisexuales

Vanessa, mi vecina.

Hace aproximadamente dos meses que compré el departamento en el cuál estoy viviendo, por razones de trabajo salgo bastante temprano, alrededor de las 7 de la mañana y normalmente regreso bastante tarde 10 u 11 de la noche, ya sea por el trabajo o por que salgo con amigos o amigas, motivo por el cual no tengo mucho contacto con mis vecinos del edificio, en algunas oportunidades me cruzo con alguno de ellos, nos saludamos atentamente pero nada mas.

Ahora bien, días pasados me cruzé con uno de ellos en el pasillo de entrada, mas bien era una de ellas, primero me pareció una mujer pero al cruzármelo me dí cuenta que era un hombre, mas bien dicho era un travesti, puede ver sus lindas tetas, bastante grandes, su culo bien paradito, muy bien arreglado con una remera blanca y una minifalda azul, pero sus rasgos evidentemente delataban su masculinidad, además su tono de piel era cobriza, es decir bastante morocho, su pelo era de color rojizo largo hasta la cintura, nos saludamos correctamente pero pude advertir una mirada muy lasciva en su rostro, buenas tardes, lo saludé, a lo que respondío con un "buenas tardes…." muy meloso pero con un tono de voz bastante ronco, para nada femenino, al darme vuelta cuando iba a cerrar la puerta de entrada lo ví esperando el ascensor pero mirando fijamente hacia mi, le sonreí un poco y antes de alejarme ví que el también lo estaba haciendo.

Días después de este encuentro al volver a casa, bastante temprano para mi costumbre lo encontré esperando el ascensor, nos saludamos y subimos juntos, yo al 3° piso y el me dijo que vivía en el 8°, acotando: 8° C, cuando bajaba en mi piso me dijo: "perdón no nos presentamos, me llamo Vanesa", el gusto es mio y me llamo Enrique le dije, pero cuando casi se cerraba la puerta del ascensor el la trabó con la mano y me dijo: "Si querés tomar un café conmigo te espero…", la puerta se cerró y me quedé como un idiota mirando como las lucecitas del ascensor se prendían y a´pagaban hasta que pararon en 8° piso.

Entré en mi departamento, tomé unos mates,me dí una ducha y llamé a una amiga para salir, la muy guacha me calentó por teléfono y me dejó con las ganas de salir, me pateó para el día siguiente, cuando corté no sabía que hacer, al final decidí que iba a aceptar la invitación de Vanesa , asi que salí y tomé el ascensor hasta el 8° piso, apenas toque el timbre del "C" Vanesa ya me estaba abriendo la puerta, "Hola, sabía que ibas a venir, lo ví en tus ojos" me dijo, tenía puesta una minifalda de jean color azul y un top rojo que apenas podía contener sus tetas.

Apenas hubo cerrado la puerta me abrazó y comenzó a besarme, no me hice esperar con la respuesta y fué así como nuestras lenguas comenzaron una batalla campal a ver cual de ellas se introducía mas en la boca del otro, mientras tanto nuestras manos recorrian todos nuestros cuerpos, luego nos recostamos en el sillón del living, le bajé el top y comenzé a besarle sus hermosas tetas, mi pija ya se estaba poniendo re dura, no la podía contener dentro del slip negro que llevaba puesto,Vanesa gemía con cada lenguetazo que le daba a sus pezones ella pasó su mano derecha por detrás de mi cabeza y cada vez me apertaba con mas fuerza para que no dejase de chuparle sus tetas, seguimos besándonos y acariciandonos un rato, luego se levantó y tomandome de la mano nos dirigimos al dormitorio, nos tiramos en la cama de

costado ella comenzó a mamarme mi pija, lo hacía de una manera espectacular, nunca me la había chupado de esa forma, mi calentura iba en aumento, la pija de ella aún no se le había parado, era mas bien un pedazo de carne bastante flojo, que maravilla como me la chupaba, me ponía a mil.



Mi calentura aumentaba a cada instante, así que lentamente me fuí recostando y comenzé a sobarle su verga, la cual se iba parando lentamente, para ayudarlo en esa tarea empezé a chuparselsa suavemente, con pequeños mordiscos sobre su cabeza hasta llegar a tragármela toda, no era de un tamaño enorme pero llenaba toda mi boca, que delicia, su verga iba creciendo y enduracíendose mas y mas, al igual que la mía en su boca, al final no pude aguantar mas y comenzé a acabar dentro de ella, Vanessa al sentir en su boca mi acabada no pudo aguantar mas y derramó toda su leche dentro de mí, ambos seguimos jugando un rato mas con nuestras vergas, nos comimos toda nuestras acabadas, de nuestras bocas no escapó ni una gotita de semen, nos quedamos así un largo rato hasta relajarnos, luego de esto y recuperados un poco comenzamos a acariciarnos y a calentarnos nuevamente.

Así fué como puse a Vanessa en cuatro patas como un perrito me ensalivé mi verga que ya esta nuevamente lista para el ataque, le dí unos lenguetzos en su orto para lubricarlo un poco puse mi mano derecha sobre sus nalgas y de un solo empujón enterré mi pija en su culo hasta que mis bolas chocaron con sus nalgas, Vanessa lanzó un grito de desesperación pero aún así empujo su culo sobre mí para que penetrase mas su hermoso culo, comenzé a bombear mas y mas, se la sacaba y ponía cada vez mas rápido hasta que no pude mas y acabe dentro de ella, aflojó sus brazos y rodillas y se dejó caer sobre la cama, yo por mi parte seguí su caida y que sobre ella con mi pija aún dentro de su orto hasta que se fué bajando totalmente, así de esta forma acariciaba su espalda y besaba su cuello, ella por su parte daba pequeños quejidos de placer, si bien mi pija se había bajado totalmente mi calentura aún no había sido satisfecha del todo, me bajé de sobre el y ahora era yo quen se ponía en cuatro patas esperando la respuesta de Vanessa, deseaba con todo fervor ser penetrado por ella, sentir todo

ese trozo de carne palpitante dentro mio, Vanessa no se hizo esperar a mi pedido, se colocó detrás mio y tomando mi cintura con sus dos manos y sin ninguna preparación previa me dió un empujón con todas sus fuerza, su pija llegó hasta el fondo de una sola embestida, me la enterró toda hasta los huevos, ahora si fuí yo quien dió un alarido de dolor y desesperación, mi pobre culo no estaba preparado para tal embestida me ardía como la puta madre, así como la tenía enterrada en mi culo Vanessa comenzó muy lentamente a bombearme, no se hasta donde me llegaba su pija dentro mio, pero parecía que la tenía hasta que me llegaba al estómago, así como estaba y sin tocarme el bombeo de Vanessa hizo que tuviese una acabada espectacular, derramé toda mi leche sobre la cama mientras Vanessa seguía y seguía bombeándome a medida que iba aumentando su ritmo, cuando creyó que iba a cabar me la sacó de golpe, y me puso espaldas

en la cama y se arrodilló a mi lado, inmediatamente comprendí su intención y comezé a pedirle en forma deseperada que me acabase en mi boca, abría mi boca por que quería tragarme toda su acabada, pero no me hizo caso, con su mano derecha apretaba mi cabeza sobre la cama para que no me moviese y con su mano izuierda comezó a pajearse un poco más y termió acabando sobre mi pecho, cuando hubo terminado con sus manos desparramó todo su semen en mi pecho y lentamente con su legua comenzó a recogerlo todo como si fuese un manjar, a cada lenguetazo que recogía lo depositaba en mi boca con un ardiente beso, así hasta que terminó su faena, mi pecho quedó limpio y reluciente de toda marca de su semen, luego se tumbó sobre mi y nos quedamos por un largo tiempo abarazados acariciandonos y besándos tiernamente.

Después de esto nos fuimos al baño y nos dimos una ducha, por supuesto con caricias chupadas y una penetración anal mas para cada uno, finalizado el baño nos vestimos, tomamos un café en la cocina y luego regresé a mi departamento.

Al otro día por la tarde cuando salía de mi departamento me crucé con Vanessa en pasillo, nos saludamos como si fuese la primera vez que nos veíamos, sin embargo ella en voz muy baja me dijo:Te gustó el café de anoche?… cuando quieras podes venir a tomar otro…, la verdad fué que varias veces mas fuí a su departamento al igual que ella vino al mio, pero es otra historia que le contaré mas adelante.

Lesbianas

Destino.... Caperrucita

La miré y me gustó; la volví a mirar y me gustó más todavía. Dejé escapar un suspiro. Le sonreí, me estaba mirando y eso me llenaba de euforia. Nunca había sentido algo así. Ella tendría no más de 23 años, yo 25. El cabello oscuro caía graciosamente sobre una sonrisa que deleitaba a cualquiera. Una boca preciosa. No quise acercarme, el juego de miradas era muy alentador. Ella estaba sola pero yo no.

Mi amigo insistía en seguir la discusión, creo que más por captar mi atención que por resolver el conflicto. La música estaba fuerte y las luces molestaban. La gente que iba y venía entorpecía el diálogo de nuestras miradas. Volví a mirarla y esta vez fue más allá, con un guiño cómplice me invitó a su lado. Di el paso que nunca me había animado a dar. Mi amigo me siguió con la mirada. Me acerqué a ella, pero no le dije nada, tampoco la miré; caminé en dirección al baño, ella me siguió; entré y ella también. La esperaba con los brazos extendidos, ella se refugió en mi pecho. Tímidamente levantó la cara y nos besamos, nos acariciamos y nos quedamos mirando muy de cerca, su boca pegada a la mía.

La primera vez le dije algo fue para invitarla a mi casa. No estabamos lejos, por lo que decidimos caminar. Cuando llegamos liberé mi deseo. La volví a besar con pasión, besé sus labios, sus mejillas y cuello, ella respiraba cada vez más fuerte, cada vez más excitada. Nos recostamos en el sillón, ella quedó tendida de espaldas. Suavemente fui quitándole la ropa y cuando finalmente la tuve desnuda frente a mi me invadió un calor que no había sentido jamás.

Besé sus pechos pequeños y turgentes; sus pezones respondieron a las caricias de mi lengua y poco a poco fui bajando por su cuerpo; me detuve un momento en el ombligo y luego seguí. Ya abajo el deleite fue aún mayor, su sabor era especial y su suavidad inigualable. Se estremecía con las vueltas que mi lengua dibujaba en su sexo y no podía controlar sus gemidos, que se hicieron cada vez más fuertes y reales y hasta dejé de reconocer su voz.

A mi lado yacía mi amigo que lloraba en sueños. Me desperté muy transpirada y sumamente excitada a la 3:23 de la mañana de, quizás, la noche más fría del invierno. Pero con seguridad en el momento más frío de vida. Estaba todo terminado y esto no podía confirmarlo de un modo más contundente. Ahora sabía lo que me haría felíz.

Confesiones

Castigada por robar

Hola, me llamo Susana, ante todo gracias a todos los que me habéis leído, sobre todo aun más agradecida a aquellos que me habéis escrito. Agradezco de corazón, que os haya gustado e incluso que os haya sido tan placentero, como a mí relatarlos.

Soy una ardiente chica de 22 años del sur de Andalucía (Sevilla), morena, de ojos castaños, y bisexual. Soy conciente que mi forma de vestir, me hace ser más destacable para ser manoseada, aunque no soy ni fetichista, ni exhibicionista, simplemente me gusta vestir de forma que realce mi cuerpo. Me definiría como extrovertida, una sin vergüenza integral, simpática, muy buena gente, bastante loca... Vamos una chica con la que se puede pasar un buen rato. Me gusta conocer gente, lugares, descubrir cosas nuevas, divertirme, lo típico (tengo una manera especial de ver la vida).

Aunque se que me habéis pedido que acorte estas líneas, también os pido que seáis paciente, pues otros lectores me habéis pedido lo contrario (pero me tenéis que perdonar, que al menos me repita en mi prologo). He hecho cosas que ruborizarían a más de uno, pero he gozado haciéndolas de cada una, he disfrutado de lo lindo. Me considero muy joven, para no dejar de probar cosas, dicen que tengo un hermoso cuerpo (como decía mi abuelo, de pecado), me considero una mujer ardiente, de mente muy abierta, deseo ampliar mis experiencias y probar cosas nuevas. He de explicaros, que mis gustos en general, aunque lo niegue es la morbosidad que me produce, ser manoseada en publico, sentirme acariciada, siempre que sean lugares públicos (coño, es tal la morbosidad, que es difícil describirla, pero os la intentare relatar).

Solo recordarlo, es tal la calentura que me invade, que siento la necesidad de introducir mis manos entre mis muslos, con la necesidad de masturbarme. El solo sentir como mis dedos acaricia mi pubis, de sentir como mis dedos se enredan en escasa vellosidad, como presiona mi piel hasta alcanzar el inicio de mi vagina, rozar con mis yemas sobre mi vulva, sentir como mi piel se eriza, y explotar al sentir como mi primer orgasmo me deja casi aturdida. Ni tan siquiera darme tiempo ni a levantarme de la silla, e inevitablemente menos llegar a alcanzar ni tan siquiera la puerta del aseo (joder, quedo avergonzada ante las atentas miradas de mis compañeros, pues han sido ellos los que han disfrutado tanto como yo, pues la mancha de algunos en su entrepierna es la prueba).

Recuerdo los consejos que me daba mi abuelo, y no solo la manera que me los daba, siempre me comentaba que debía ser conciente, de que mi cuerpo puede provocar a cualquier hombre, la manera de andar, de moverme, e incluso la manera de expresarme. Se que sus cuidados no eran muy normales, pero no os voy a negar que me gustaba, incluso su manera de tratarme, siempre ha sido una persona muy especial para mí, desde mi niñez, me ha cuidado de una manera especial, a su manera me protegía. Mis experiencias que he mantenido con maduros, han sido totalmente satisfactorios, (coño, me han hecho disfrutar, de verdaderos macho, aprender chicos, si os ofendéis… os jodeis). Mis relaciones con ellos, puede que sea por morbo, o quizás esa búsqueda de amor paterno como dicen (joder, menos palabrería, lo mió es sexo). No significa, que los chicos seáis menos amantes, sino que olvidan esos pequeños detalles, que lo importante no es como lo hacéis, sino que nos hagáis disfrutar.

Dejar de pensar, mientras hacéis el amor con nosotras, pues paréis maquinas queréis que sea tan matemático, (joder, es que la jodeis cada vez que calculáis, cuando y como debemos llegar al orgasmos, ni tan siquiera lo sentís, cuando nos llega). Es para joderse, que cuando os desconcentráis perdéis vuestra erección, dejándonos a medias, y luego nos pedís volver a empezar (coño, como si fuera tan sencillo). Muchos de vosotros, pensáis, que entre vuestras manos tenéis la consola de la Game, joder que somos personas, que somos frágil y con sentimientos, que ha veces nos tratáis peor que a un animal, demostrar que nos amáis. Haber si sois más sensibles, que tenéis más ternura con el puto móvil, que con nosotras, y menos correr que ni sois Alonso, ni nosotras sois Hamilton.

Aunque mis confesiones parezca más de lo mismo, no me quiero repetir, puede ser las situaciones, pero os puedo asegurar que las sensaciones son totalmente diferentes, e incluso son tan profundas, que me enganchan a volverlas a repetir. Mis confidencia son reales, aunque siempre la digamos no me considero una hipócrita, aunque a veces si una cabrona. Esta nueva confesión comienza cuando era una adolescente, me había juntado con unas amigas del colegio, que según mis padres eran muy mala influencia para mí. Pues había comenzado a faltar a clase, normalmente solía hacerlo una vez a la semana, para que estos no dijeran nada a mis padres. Cuando faltábamos, solíamos irnos a beber al parque, a hablar de chicos, pero a medida que salía mas con ellas, sugirieron el irnos de compras, recuerdo que mi jornal no llegaba a lo que deseaba comprarme, lo que significaba que me quedaba observando como ellas, no solo se lo compraban sino que bufoneaba de ellos. Una vez en casa recuerdo, como dirigiéndome al monedero de mi madre ojeaba el dinero que esta tenia, sorprendiéndome lo escaso poder que tenia mi madre respecto al dinero.

En una ocasión me sorprendió mi madre con las manos en la masa, y después de una charla el cual no dejaba de sermonearme, que por el camino que iba no acabaría nada bien, pero no me castigo y mucho menos se lo dijo a mi padre. Pero si me sugirió que quien si tenia dinero era mi padre, que se lo pidiera a el, algo que ni de asomo se me ocurriría pedirle. Las semanas siguientes eran mas de lo mismo, quedándome sin dinero, e incluso llegaron a insinuarme algunos chicos, que si les hacia un favor, me daban algo de dinero. Por lo que me arriesgue, esa noche mientras mi padre se duchaba, recuerdo como toda nerviosa entre en su dormitorio, observando como encima de la peinadora, había dejado su monedero, cartera, pañuelo y demás accesorios que siempre llevaba, mirando detrás mía cogi su cartera y abriéndola, lo primero que cogi fueron 50€, guardándomelos. En la siguiente semana, cuando nos fuimos de compras, me compraba cosas, ropa sobre todo mi gran afición las medias de ligas (joder, si ahora son caras, imaginaros antes), también me compraba faldas, blusa, suéter y hasta vestidos, con los cuales me gustaba provocar a los chicos, y demás antojos.

Pero cuando llegue a casa, mi padre estaba de un humor de perros, estaba discutiendo con mi madre, e incluso me daba miedo acercarme a el, pero no hizo falta, cuando me fui a mi cuarto a cambiarme, apareció mi padre comentándome si me había encontrado dinero o si por casualidad le habría cogido dinero, sin haberle comentado algo, recuerdo que asustada le contestaba que no, pero creo que este no se lo creía. En las semanas después no le quite más dinero, por que era como jugar con fuego. Pero el salir con las chicas, era como una droga, por lo que a lo largo de la semana volví a hacerlo, pero con el delito por mi parte de que en vez de cojerle los 50€ como hice en su día, esta vez por torpeza y nerviosismo le coji 100€, saliendo a toda leche. Cuando llegue a casa, mi padre me estaba esperando en mi cuarto, observando como entraba cargada de bolsas de tiendas, después de preguntarme lo mismo que la anterior vez, me pregunto extrañado por las bolsas a lo que le respondí que eran de unas amigas y que yo, había quedado en guardárselo. No creo que estuve muy convincente, pues caminando mi padre hacia mi mesa de estudio, este cogio una regla que había y caminando se dirigió hacia mi.

Me indico que levantara mi brazo, que le mostrara abierta la palma de la mano, y antes de comenzar a golpearme me comento que estaba a tiempo de contarle la verdad (joder, se que podría haberle contado la verdad, pero sabiendo como es el, hubiera sido peor). Comenzó a golpearme fuertemente sobre la mano, marcándomela sobre mi piel, mientras me miraba a los ojos observando como estaba llorando, como le comentaba una y otra vez que yo no había sido, a lo que el me respondía que entonces culpaba a mi madre. Se llevaría castigándome, al menos 20 minutos por cada mano, se me hizo eterno, creo que llegue hasta a llorar sangre mas que lagrimas, una vez se detuvo acabo por decirme, que esperaría que no le faltara mas dinero, sino mi próximo castigo iría a peor. Se que es mi culpa, no hacia falta que me lo dijera nadie, cuando Andrea me vio las manos al día siguiente, le dije lo que me había pasado, culpándome y recriminando mi actitud, y sobre todo que no admitiera mi culpa. Pero sabéis lo que pasa, cuando vas de tiendas te gusta todo, y lo malo es que el dinero ya me lo había gastado, y creo que se me había pegado el habitó de robar, y lo malo es a que la persona que tenia ese poder monetario, tiene muy mala leche.

En los días sucesivos, comencé a untarme en la palma de la mano, ajo que es un remedio aunque eso si casero, pero evita que te duela cuando te pegan con la regla. Esta vez deje pasar un par de meses, pero a la hora de quitarle dinero a mi padre, lo solía hacer día entre semana, y por la noche, aprovechando que este se duchaba, entre a escondida y con rapidez saque de su cartera 50€ nuevamente. En la mañana siguiente antes de salir de casa, cogi los 50€ y me los metí dentro de mis braguitas, de esta manera si mi padre le daba por registrarme no encontraría nada, cuando llegue por la tarde a casa, me fui rápidamente hacia mi dormitorio, algo extrañada por no ver a mi padre, esta vez no llevaba bolsas encima, ni nada que me pudiera delatar. Me encontré a mi padre, sentado sobre la cama esperándome con la regla en mano, nada mas verlo os juro que sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo, no dejaba de decirme que el vicio que tengo de robar, me lo iba a quitar a las buenas o a las malas. Me pidió que me acercará a el, lo cual lo hice, alzando la mano, no se que paso en ese momento pues me dio tal bofetada en la cara que los oídos me pitaban, creo que tomo mi actitud como si me estuviera cachondeando de el, cuando alce la mano a modo de recibir mi castigo, sin que mi padre me mandara hacerlo.

Me cogio de la mano, levantando su brazo con regla en mano para comenzar a golpearme, cuando detuvo su acción y sujetando mi mano se la llevo hacia su nariz, dándose cuenta que esta olía a ajo, por lo que sujetándome del brazo comenzó a zarandearme, comentándome que si lo había tomado por tonto e insultándome. Para coger una silla y tras colocarla en medio de la habitación se sentó sobre ella, para cogerme y tenderme sobre sus rodillas, antes de comenzar me pidió que me disculpara con el, que admitiera mi delito y mi enfermedad de robarle, que el castigo que me va a impartir, le va a causar mas daño a el que a mi (joder, se nota que le muy cabron, no deja que se lo haga). Como no le dije nada, comenzó con el ritual, sujetando por la cinturilla de mi falda de colegial, la levanto hasta dejarla sobre mi costado, dejando a la vista mis blancas braguitas, le pedí que no me castigara con la regla pues dolía mucho, a lo que mi padre me respondió, que es un castigo y que el me castigaría, con el método que menos daño se haría el, que haberlo pensado antes de haber producido el hurto.

Pues levantando el brazo con regla en mano, la dejo caer tan rápido, que se escuchaba como si cortara el mismo aire, y sentir el primer latigazo hizo que diera un grito de dolor, admitiendo rápidamente mi delito, a lo que mi padre me comentaba que ya no le importaba, pues esto me serviría para no caer de nuevo a hacerlo. Se detuvo creyendo yo que me dejaría, pero que equivocada estaba, pues metiéndose la mano dentro de su bolsillo, sacando algo y colocándolo delante de mi rostro, me indico que me lo metiera en la boca, que lo mordiera a modo de que aguantara el dolor, y no chillara. Os digo, mi padre aunque digan que es muy justo, que la culpa que sea yo objeto siempre el objeto de reprimenda, de su castigo corporal, es culpa mía, que según dice mi madre que yo le incito a hacerlo, que lo reto (joder, aunque creo que la muy cabrona, calienta a mi padre para que lo pague conmigo en vez de con ella).

Bueno continúo, comenzó a darme mí “merecido castigo”, al menos llevaba un cuarto de hora, que deje de contar los regletazos que me estaba dando, que apenas los sentía ya, de lo que me dolía mis nalgas. Cuando se le ocurrió retirar mis braguitas, según el para que el castigo sea mas consecuente, le pedí una vez mas que no siguiera que había aprendido la lección, entre lagrimas le pedí “por favor padre no sigas”, pues sentía un dolor horrible. Cuando sentí como mi padre, coloco sus manos a ambos lados de mi cintura, sobre la tela de mis braguitas tirando de ellas, hasta deslizarlas por mis muslos hasta detenerse en mis zapatos, no me acordaba que en el interior de mis braguitas, había guardado el dinero que robe a mi padre, que una vez retiro mis braguitas cayo este al suelo, dándose cuenta y tras agachar su cuerpo a modo de recogerlo, se dio cuenta que era suyo, o sea la prueba del delito.

Os digo, que si hubierais visto su expresión de su rostro, daba miedo, aun mas enfurecido que antes se puso, comenzando a golpearme con más mala leche, e incluso os digo mas, sentía mis nalgas arder de dolor, hasta sentía como había marcado el grosor de la regla sobre mis glúteos. Para mas inri, el muy hijo de puta coloco una de sus manos sobre mis nalgas, a modo de separar mis glúteos, comenzando nuevamente a golpearme, de modo que acertaba sobre mi orificio anal, haciéndome tal daño, que comencé a sangrar. Os puedo asegurar que se lo que duele, cuando creyó que era ya suficiente, me cogio en brazo hasta echarme sobre la cama, y se marcho por la puerta. Apareciendo minutos después, comentándome que aunque yo creía que se había pasado, era por mi bien, pues era una lección que debía de aprender. Colocándose junto a mi, sentí como me echaba algo frió sobre mis nalgas doloridas, mientras con mucho cuidado comenzó a aplicármela, y la verdad es que me fue calmando, hasta que me quede dormida.

Recuerdo que al día siguiente, mi padre comento a mi madre que yo no fuera al colegio, que me quedara en casa, y que tanto ella o la chica de la casa la “tata”, me atendiera, lo que si recuerdo y bastante bien, fue cuando se me acerco a mi para darme un beso para despedirse, sentí pánico al notar solo su presencia, no dejaba de decirme Susana es por tu bien (hijo de puta, por mi bien, ojala te murieras deseaba). Maria, que es como se llamaba la “chacha”, venia a mi cuarto no solo a traerme el desayuno sino, a curarme, cuando retiro las sabanas de mi trasero y observo como tenia las nalgas, casi se echa a llorar de cómo la tenia. Gracias a sus atenciones, creo que me cure más rápidamente, pues ella me colocaba paños templados impregnados en aceites sobre mis nalgas, lo que hizo su efecto. En semanas mi padre no volvió a aparecer por mi habitación, y cuando por fin lo hizo solo me menciono, vez como el castigo ha sido ejemplar, no me ha vuelto a faltar dinero, que cabron.

Aunque deje de robarle, pues temía su reacción, pero no se como ocurrió, tuve una bronca impresionante con mi madre, llegue a culparle de la violencia que ejercía mi padre sobre mi. Mi madre se defendía comentándome, que no pensara, que siempre tuve la suerte de mi lado al no ser descubierta, que en más de una ocasión se sorprendió cociéndole dinero a mi padre, pero se quedaba en silencio por no armarla, e incluso en mas de una ocasión ella misma le decía a mi padre, que le había cogido algo de dinero de su cartera, de esta manera me cubría mis espaldas. Aunque os debo admitir, que nunca se lo he admitido, y mucho menos se lo e aceptado como un merito hacia mi. A modo de que las aguas se calmaran en casa, a mi madre se le ocurrió mandarme unos días a casa de mi tío, no se que fue mejor el remedio o la enfermedad. Pues recuerdo que durante los primeros días, estuve de lo más tranquila, pero en la noche cuando todos dormían, mi tío aparecía silencioso en mi dormitorio.

Sentía como se sentaba sobre la cama junto a mí, me pedía que no dijera nada, que me quedara en silencio, al tiempo que me destapaba, echando hacia abajo las sabanas, hasta dejarlas en los pies de la cama, sintiendo algo de frío. Para comenzar a pasarme su mano por mi cuerpo, acariciándome por encima de mi pijama, desde mis desnudas piernas hasta llegar a mi cuello, haciéndome estremecerme, esta operación la repetir un y otra vez, cuando quise darme la vuelta no me dejo, comentándome que estaba bien. Por lo que comenzó a introducir sus dedos, por el interior del pernil del pantaloncillo de pijama, hasta sentir como las yemas de sus dedos, recorría mis labios vaginales, haciendo que mordiera la almohada por lo que comencé a sentir, hasta que el mismo sentía mi humedad y retiraba su mano. Una vez la retiraba, la ascendía por mis nalgas, hasta posar su mano sobre mi cintura, para ser exacta sobre el elástico de mi pantaloncillo y comenzar a tirar de ellos, junto a mis braguitas y dejar mis nalgas desnudas.

Recuerdo que le pedía que me dejara, pero el me susurrara que le dejara hacer, que me gustaría, y introduciendo su mano entre mis piernas, comenzaba a frotar mi vulva y mi clítoris, para finalizar a masturbarme, mientras de reojo el repetía la misma operación con su miembro, hasta que ambos nos veníamos. Con la única diferencia era, que mi tío se incorporaba, colocándose sobre mis muslos acabando de pajearse sobre mis nalgas, sintiendo como echaba todo sus líquidos calientes sobre mis glúteos, esparciéndolo con su mano, para una vez acabado se incorpora, se arregla y marcharse por donde vino. Esta operación la repitió, todas las noches las cuales me quede yo en su casa, donde alternaba sus perversiones en mi, pues algunas noches en vez de hacerme sus manoseos, estando yo de espalda. Las repitió, acariciándome mi pecho, recorriendo con su mano hasta llegar a mi pubis, y entretenerse en darme placer.


Una vez de nuevo en casa, la tentación era muy fuerte, y como sabéis la única manera de superar la adicción es o enfrentarse a ella o volver a caer, en mi caso volví a caer. Pero llego un punto, en que mi padre no es que se hartara de castigarme, sino que se le ocurrió un modo de recuperar su dinero, adivináis como verdad… si el hijo de puta, comenzó a hacerme visitas en las noches, y como si fuera su puta, me trataba. Bueno mi nueva confesión a llegado a su fin, pero solo es un capitulo mas de mi diario. Normalmente acabo con mis braguitas húmedas, por no decir encharcadas, pero esta vez he acabado sin ellas, pues me estorbaban.

Pues a la hora de plasmar mis confesiones, es tal el calor que me invade, que siento un picor entre mis piernas, que tengo la necesidad de meter mis manos entre mis muslos, de calmarme hasta quedarme placidamente satisfecha. El solo sentir como mis dedos, se introducen dentro de mis braguitas, como van descendiendo hasta mi pubis, como roza mi escasa vellosidad, hasta sentir como mis yemas tocan mi vagina. Como explicaros la necesidad, que tengo de sentir como mis dedos presiona mi vulva, mientras las sensaciones que siento en esos momentos hacen que con la otra mano araño mis muslos (por no decir que me quedo presionando una tecla del teclado). Mientras uno de mis dedos frota mi vulva en círculos, mientras que con el dedo corazón presiono sobre mi clítoris, y entre espasmos siento como mi cuerpo le invaden torbellinos de sensaciones, que me hace ausentarme por unos minutos del teclado, para acabar de masturbarme. Y tras reponerme pensar en una nueva confesión que contar.

Sexo Oral

SEMEN EN AYUNAS

Mi novio y yo estamos estudiando en la Universidad de Valencia y hace unos días que acabamos los exámenes de septiembre, y como las clases no empiezan hasta octubre, estamos aprovechando estos días para descansar e ir a la playa. Lo cierto es que esto no tiene nada e extraordinario, porque llevamos yendo todo el verano, pero estos días últimos los estamos aprovechando al máximo.

Además lo bueno que tiene el ir a la playa en esta época es que como todo el mundo está trabajando, pues practicamente la playa está vacía por las mañanas, por lo que casi siempre estamos solos.

Hasta ahora nunca habíamos intentado hacer nada en la playa, y eso que llevamos casi 3 años juntos. Pero yo aquel día estaba muy caliente, y Mario...bueno, creo que Mario nunca deja de estarlo. Es insaciable ese chico.

Era un día normal de la semana. Mario se pasó a recogerme temprano, sobre las 9:00 de la mañana. Subimos a su coche y nos dirigimos, como todos los días, a la playa más cercana. Al llegar no había absolutamente nadie, pero bastó con bajar hasta la orilla para instalarnos, cuando oímos llegar a un coche. Al rato vimos que se trataba de una pareja de personas mayores, un hombre y una mujer, que se pusieron como a 10 metros de donde estábamos nosotros, y mira que había playa. La verdad es que tampoco nos importó demasiado y nos olvidamos pronto de su presencia. Mario comenzó a ojear una revista mientras yo tomaba el sol, boca arriba, extrañamente consciente de mi calentura, causada no precisamente por el sol de las 10 de la mañana, sino porque, con la cabeza ladeada, no podía quitarle la vista de encima al paquete de Mario.

Así pasé un rato, hasta que me dio la sensación de que el calor de mi bajo vientre no se aplacaría nunca, por lo que me incorporé para darme un baño. Se lo comenté a Mario, pero éste, imbuido en la dichosa revista, solo me lanzó un gruñido como de haberse dado por enterado. Eso me reveló. Me cabreó bastante, vaya. Así que cogí, me levanté, y me acerqué a la orilla, y allí me quedé quieta un rato, notando cómo la espuma de las olas me acariciaban los pies y los tobillos. Me fui metiendo poco a poco en el mar, medio enceguecida por el oblicuo sol de la mañana, admirando la claridad del agua, el olor a yodo, la fina arena el fondo. No comprendo el porqué, pero todo esto contribuyó a que me excitara más. Tenía los pezones tan duros que casi me dolían. Cuando el agua me llegó a la altura de las caderas me zambullí, pensando que quizás, si Mario me estaba mirando, se animara a seguirme, porque al meterme de cabeza le di una buena panorámica de mi trasero. Pero al emerger a la superficie y girarme hacia él, vi que mi táctica había fallado. Ni siquiera levantó la vista cuando le grité que el agua estaba "buenísima".

¡¡Me sentí despechada!! Así que decidí pasar de él. Cerré los ojos y me concentré en el líquido elemento, en cómo el agua rozaba mi piel, en mi larga melena flotando en el agua. Yo llevaba un bikini blanco de triángulo que me lo había comprado años atrás, cuando aún mis tetas no habían alcanzado toda su extensión, y la verdad es que me estaba un poco pequeño. Y la parte de la braguita también me estaba un poco ajustada, se me iba remetiendo la tela por la rajita el culo. Tenia que estar casi continuamente cuidando de que no se viera más de lo normal, pero como era septiembre y apenas hay gente en la playa en esta época, y solo me iba a ver mi novio, que ya me tiene bien vista...pues total , qué mas me daba. Además aquel bikini le volvía loco a Mario. Menos aquel día, claro. Supongo que estaba un poco cortado por la pareja de ancianos, no sé.

El caso es que la parte de arriba me molestaba. Era de esas que se atan al cuello y a la cintura. Y... además me apetecía sentir el agua entre mis senos, así que me lo desaté del cuello y me lo bajé hasta la cintura. Miré haca los ancianos y vi que no estaban mirando , de hecho estaban medio ocultos por su enorme sombrilla, inclinada hacia el sol, como una gigantesca flor que va buscando la luz. Bajé la vista y observé mi pecho. Se veía refulgente bajo el agua y con los rayos el sol que penetraban en ella. No pude evitar tocármelos y sentirlos en mis manos... tan redondos y tan duros, con mis punzantes pezones entre los dedos, y la suavidad del agua a su alrededor, como acariciándomelos, habiendo que se elevasen, como si quisieran salir a la superficie. Qué placer. Me puse a nadar lentamente a lo largo de la orilla, en sentido contrario a donde estaban los ancianos, totalmente desnuda de cintura para arriba. Los hombros y el cuello supongo que se veían demasiado liberados de cualquier carga de tirantes.. porque Mario no tardó en acercarse a la orilla y mirarme con picardía. Yo le sonreí y le hice un gesto para que se acercara. Él se zambulló en el agua y a los pocos segundos ya me estaba magreando los pechos.

"Eres una descarada, Patricia... una descarada zorrita. ¿Y si el viejo te descubre?".

"Pues se pondrá contento, Mario, yo qué quieres que le haga, estamos en un país libre, no?"

Mi chico sonrió complacido ante mi natural descaro. Deslizó la mano por mi vientre hasta llegar al elástico de las braguitas y metió la mano por ellas hasta rozarme el vello púbico, con el que se entretuvo un rato enrrollandolo y desenrrollánolo.

"Estoy como un toro, Patri" – y pegó su entrepierna justo en la raja de mi culo – "no te haces una idea...".

"Me la hago, si...no te separes, por favor..."- dije mientras dejaba escapar un gemido.

Para ese entonces su mano ya había alcanzado la plenitud e mi sexo, y me acariciaba el clítoris con un dedo mientras que con otro hacía a magos de querer metérmelo hasta la médula, del énfasis que le ponía. Le dije que no fuera tan descarado, que nuestros vecinos podrían descubrirnos. Entonces él, separándose de mi, me agarró de la muñeca y me guió fuera del agua. Estábamos tan calientes que ni me di cuenta de que yo aún llevaba la parte superior del bikini por la cintura hasta que nos sentamos en las toallas. Rápidamente me puse boca abajo y traté de volver a anudármelo al cuello, pero Mario me lo impidió sujetándome las dos manos. Yo me dejé hacer. Luego se incorporó y colocó la sombrilla de tal forma que nos tapara un poco de la vista de los dos viejos. Se tumbó boca arriba y se bajó el bañador lo suficiente como para dejar a la vista su flamante polla... yo no necesité más pistas. Coloqué mi cabeza sobre su bajo vientre y comencé a darle pequeños lametones por debajo del glande, en esa zona tan rugosa. Su pinga estaba totalmente enhiesta y muy dura, bastante humedecida en la punta debido al líquido preseminal que no tardé en lamer también. Me encanta ese sabor. Más incluso que el propio semen.

Coloqué mi mano alrededor de la base el pene, apretando bien, para ver toda aquella polla en su esplendor, pero no pude aguantar demasiado esa visión, necesitaba comerme aquella polla ya, así que no tardé en dale lentos y húmedos lengüetazos, notando el sabor de su piel, desde la base hasta la punta del capullo, chupando siempre un poco la puntita en busca de más liquido preseminal. Luego pasé la lengua alrededor de la base del glande y me metí la punta en la boca, aprentando todo lo que pude mis labios y haciendo fuerza para que pareciera que me lo metía en una abertura muy estrecha. Mario entonces posó su mano sobre mi nuca y suspirando me dijo, "suave, Patricia, suave, por faaaaavor"... me encanta cuando me dice eso.

Lo hice más lentamente, hasta que vi que él ya no podía más. Entonces empecé a hacerlo paulatinamente más rápido, haciéndole una paja con mi boca, un rápido mete saca. Lo hacía tan deprisa que pronto me empezó a doler el cuello. Iba a decírselo a Mario cuando me gritó que se corría... y se corrió. Si, señor. En toda mi boca. O mejor sería decir en toda mi garganta, porque noté cómo un chorro caliente y espeso de semen se me colaba por la garganta y descendía hasta mi estómago vacío (aquella mañana no había desayunado...nada mejor que semen en ayunas).

Cuando levanté la cabeza para mirarle, descubrí al hombre mayor en la orilla, justo enfrente de nosotros, con las manos unidas a la espalda y observándonos directamente. Yo me miré unos instantes y creo que me puse roja como un tomate.

"Ayyyy, hijos míos....qué envidia me dáis...".

Mario y yo nos reímos con ganas.

"Lo siento, señor, pero no se la presto..."

"Lástima, hijo, lástima...mi pobre Herminia ya no está para esos trotes...".